28 diciembre 2008
Nos engañan los demás seres y nos engañamos a nosotros mismos, y engañamos a otros y nos dejamos engañar, ya desde que nacemos, y así seguimos a lo largo de toda o parte de nuestra vida, e inclusive en el momento de la muerte … Tenemos tanto miedo de salir, de este “múltiple juego del engaño”, que hacemos lo imposible para permanecer atados el mayor tiempo posible, pues resulta muy doloroso ver la realidad tal y cual es, y descubrir que la mayoría de nosotros somos una mentira más o menos grande … Cuando queremos salir de este juego, la mayoría de la gente no nos deja, nos atacan y amenazan como mejor pueden, y para que así continuemos jugando con ellos, a un juego absurdo. Es el Juego del Escondite, no se trata del juego infantil, se trata de un Juego de Dios, para perdernos, buscarnos y encontrarnos a nosotros mismos.
En el nacimiento y la lactancia
Cuando nacemos es de una forma totalmente antinatural, la madre está acostada en horizontal y en un hospital, somos los únicos animales que parimos boca arriba y así engañando a nuestro propio cuerpo, que de esta forma es incapaz de provocar un alumbramiento normal … Nacemos rodeados de enfermeras y médicos que llevan la cara tapada, con lo cual el miedo que sentimos al nacer es inmenso, y al vernos rodeados de tal gente, produce una sensación angustiosa, y no sabemos si son seres extraterrestres, o si somos nosotros los extraterrestres. Aquí comenzamos a dejarnos engañar, nos pensamos que nacemos en un mundo de gente que necesita taparse la cara, para que no se les reconozca y para que no sepamos quiénes son, para así darnos miedo, y para darnos cuenta también, de que algún día, deberemos de ocultar nuestra propia cara ante los demás, para que no sepan quiénes somos, pero tampoco nosotros sabemos quiénes somos, para esto hemos nacido, primero para perdernos, después buscarnos y al final encontrarnos.
Algunos bebés son forzados a nacer, con unos aparatos extraños, que tiran de la cabeza y que deforman el cerebro, de una forma brutal, y para el resto de la vida, pero está claro, esto no se nota al principio de la vida, pero lo pagan más adelante … Otros bebés ya ni siquiera nacen y se sacan directamente del vientre materno, mediante una cesárea, y de repente salen afuera y de nuevo la angustia se provoca, y ya no solo por ver estos seres con las caras tapadas, sino por la intensa luz, que los focos del paritorio lanzan sobre el bebé. Pasan en un mínimo momento, de la oscuridad total, a una luz que les ciega y que les asusta, pero aquí continuamos dejándonos engañar, ya entonces creemos nacer en un medio hostil, el cual nos retraerá el resto de nuestra vida, y así vamos después, a la defensiva y al ataque, jugando el Juego del Ajedrez, o cualquier otro tipo de juego de guerra.
En la mayoría de ocasiones hacen con nosotros, lo que quieren, nos dan un cachete, nos lavan, y nos envuelven en ropa o en cualquier cosa, y en lugar de dejarnos arropar por nuestra propia madre, y tener oportunidad de ser recibidos por ella, aunque estemos sucios. Ya en el momento del parto nos hacen creer que somos unos guarros, así continuamos engañándonos y pensando que deberemos estar siempre limpios, para evitar el rechazo de los demás, que deberemos dar una buena imagen y que la apariencia es lo único importante. Habrá que estar muy al tanto de la opinión de los demás, y habrá que opinar o criticar también a los demás, para que sigan más perdidos, o quizás para que se busquen y encuentren, en el Juego del Escondite.
No hablemos de los medicamentos que dan a la madre, para provocar las contracciones, o para evitarle dolor en el parto, estos mismos medicamentos también los absorbemos nosotros, y por lo tanto ya nos siguen engañando haciéndonos nacer, de una forma más o menos manipulada y controlada. Así seguiremos a lo largo de toda o parte de la vida, manipulando a otros y también dejándonos manipular, controlando y dejándonos controlar, como si de ello dependiera nuestra propia vida y supervivencia … Lo más grave y peligroso es que también seguiremos controlando nuestras reacciones, o nuestras emociones, o nuestros verdaderos sentimientos, controlando y manipulando todo lo posible, y en lugar de ser libres y espontáneos, y alentando a que los otros también lo sean, de modo que nos perdemos más en la primera parte del Juego del Escondite, y lógicamente, cuanto más perdidos estemos, más difícil será que nos encontremos.
Algunos bebes son introducidos, ya después de nacer, en una incubadora que también de nuevo nos engaña, pues nos hace creer que todavía estamos en el vientre materno, y aunque en este caso es un vientre de cristal, totalmente transparente, nada que ver con el útero materno. Nada que ver con el pecho materno que nos debería aportar todos los nutrientes, y también ese amor que necesitamos en el momento de nacer, para así no sentirnos abandonados de la madre y del resto del mundo. Mientras tanto estaremos metidos en una caja y con tubos que nos alimentan, pero sin el contacto físico de la madre, pero lo cual a lo largo de la vida seguiremos necesitando y buscando, y además de que tal vez, nos tendremos también que buscar a nosotros mismos en el Juego del Escondite, para encontrar el alimento de nuestra madre interior, de nuestra Luna.
Una vez que hemos comenzado a alimentarnos, lo hacemos con unos biberones de plástico que alguien inventó, que tienen un pezoncito muy parecido al de la madre, pero con lo cual ya nos siguen engañando y haciéndonos creer lo que no es. Después nos alimentan con leche de vaca desnaturalizada, y que nos hace creer que es el alimento de nuestra madre, pero lo cual resulta totalmente falso, porque es de un animal diferente a nosotros, y que por añadidura no contiene los nutrientes esenciales, que necesitamos, para podernos convertir en adultos con un sistema inmunitario eficiente. Pero nos seguimos dejando engañar, porque no tenemos otra alternativa, y si lloramos nos meten un chupete de plástico en la boca, para que nos callemos, así le vamos dando al chupeteo, creyendo que es nuestra madre quien nos consuela, aunque en este caso es totalmente falso, es un sucedáneo de goma o de plástico. Así seguiremos buscando el alimento de la madre, a través de la relación de pareja con otra mujer, y tal vez también nos seguiremos buscando en el Juego del Escondite.
Llega el momento en el cual podemos comenzar a tomar alimentos más sólidos, y nos dan unos "potitos" que no sabemos bien lo que son, pero que ya vienen disfrazados de una manera muy atractiva, pero dicen que son de lo mejor, y aunque no se sepa de qué están hechos, porque no podemos confiar en la etiqueta y en sus ingredientes. No sabemos quién los ha fabricado y qué ingredientes ha utilizado, lo que dice la etiqueta no tiene que ser la verdad, y tal vez lo sea o tal vez sea una mentira más, por tanto nos pueden seguir engañando, pero seguimos buscando, y hasta que tal vez encontramos el puente del Juego de la Oca, o tal vez el pozo.
En la niñez
Comenzamos a crecer, nos dicen que tenemos que ser buenos niños, porque de lo contrario, los Reyes Magos y Papá Noel no nos traerán regalos. Así nos siguen engañando y sometiéndonos a los abusos de poder, de muchos padres, haciéndonos creer que existe “el hombre del saco”, que nos meterá dentro y cuando desobedezcamos las órdenes, o que nos meterán en “el cuarto de las ratas” si no nos portamos bien. Así nos obligan a ser niños buenos, y por tanto, aprendemos también a esconder nuestro niño malo, y seguimos engañándonos, y creyendo que solamente somos “buenos”, pero no es así, también somos “malos”, por mucho que lo queramos esconder a nosotros mismos y a los demás. De modo que seguimos con el engaño como mejor podemos, pero al mismo tiempo creando una grave división dentro de nuestro cerebro, o sea, creando un cierto problema psicológico, además de una grave separación entre nuestra polaridad superior y la polaridad inferior, y por tanto no avanzamos en el Juego de la Oca, y seguimos más perdidos en el Juego del Escondite.
Cuando se nos cae algún diente, nos dicen que deberemos colocarlo bajo la almohada, porque vendrá el Ratoncito Pérez y nos dejará una moneda, pero creo que nunca nadie ha visto a este ratoncito, aunque generalmente encontremos alguna moneda, y algunas veces veamos alguna rata que se esconde en las alcantarillas. Nuestros padres nos engañan, poniendo esa moneda, y haciéndonos creer que ha sido un pequeño ratón, hasta que llega el día, en que la desilusión es tan grande, que entonces dejamos de creer en todo e incluso en nuestros padres. Por supuesto también en nosotros mismos, al habernos dejado engañar, pero tal vez seguiremos buscando el final del Juego de la Oca, mientras tanto seguiremos perdidos en el Juego del Escondite.
Nos leen cuentos de princesas y bellas durmientes, que siempre encuentran a su príncipe azul, cuentos de cenicientas con zapatos de cristal, ranas que se convierten en príncipes, hadas con su varita mágica, casas encantadas, brujas que vuelan en escoba, pinochos a quienes les crece la nariz, y un sinfín de personajes que nunca vemos en la vida, pero que nos empujan a seguir engañados, durante muchos años, creyendo que, como en los cuentos, todos seremos felices y comeremos perdices. En el futuro la realidad es totalmente la contraria, y hasta que ya no nos queda otra alternativa que caer en una enorme depresión, o en una pequeña locura, algo de lo que en algunas ocasiones es imposible salir. Puede ser como el pozo del Juego de la Oca, en el cual podemos estar poco o mucho tiempo, dependerá del dado del cubilete, que pensamos que actúa por azar, pero en la vida real es la consecuencia de la Ley de Causa y Efecto.
Cuando comenzamos a preguntar: ¿y de dónde vienen los niños?, algunos nos dicen que nos ha traído una cigüeña y que nos trae desde París, y aunque no sepamos muy bien dónde está esta ciudad, o cómo es posible que una cigüeña pueda traernos en vuelo, pero nos dejamos engañar por los adultos. Nos hacen creer lo que les da la gana en vez de decirnos la verdad, de decirnos que venimos de la semilla de nuestros padres, y con lo cual nuestra mente se crea, tal fantasía, que cuando somos adultos todavía no sabemos muchos, dónde se encuentra la fábrica de niños en París, o buscamos nidos de cigüeña en los campanarios, o quizá dentro de nosotros mismos. Tal vez cuando llega el momento, que no encontramos afuera lo que queremos buscar, pudiera ser que lo comencemos a buscar bien adentro de nosotros mismos. Ya estamos en la mitad del Juego del Escondite, primero nos hemos perdido y ahora nos queremos encontrar, pero todavía queda el final, encontrarnos, y hay que tener paciencia, Dios lo inventó así para que fuera largo el desarrollo del mismo.
Comenzamos a ver la televisión y un montón de anuncios, que nos dicen todo tipo de mentiras, sobre todo tipo de cosas, y haciéndonos creer que son las mejores, que si comemos tal marca creceremos más fuertes y sanos, que si bebemos tal leche tendremos todas las vitaminas, que si tal bebida es la chispa de la vida, que si tal detergente lava muchísimo más blanco, que si tal cosa es el alimento de la juventud, que si tal juguete nos hará felices, que si tal muñeca habla, y continuamos dejándonos engañar. Lo más grave es que nos engañamos a nosotros mismos, y además se lo aconsejamos a la vecina, quien a su vez lo aconsejará al vecindario, y hasta que traspase la ciudad y llegue al resto del país, de oca a oca, como en el Juego de la Oca.
Llegamos a la escuela, nos enseñan lo que el sistema quiere que aprendamos, es la historia que ha sido siempre manipulada por los vencedores de las guerras, y ocultando siempre aquello que ha interesado … Una educación que nos quieren meter en la cabeza, los políticos de turno y de acuerdo a su ideología, y por descontado también, todo tipo de literatura de los escritores, que estén a favor del régimen político de turno, sean de derechas o de izquierdas, o sean “de arriba o de abajo”, pero siempre queriéndonos inculcar los valores que mandan, y que se suponen ser los únicos válidos en la vida. Nos enseñan una religión, que nos hará esclavos de alguien, y que nos meterá en el cielo o en el infierno según interese más. Mientras tanto continuamos jugando este juego del engaño porque, después, lo seguimos inculcando a nuestros hijos, para que a su vez ellos mismos lo repitan en nuestros nietos, y así después a los bisnietos y tataranietos, pues así continuamos el karma familiar, y además seguimos en el Juego de la Oca.
En la enfermedad
Cuando estamos enfermos nos llevan a ver al médico, quien nos da cualquier tipo de preparado químico, que tapará una cosa, pero que dejará ahí escondida, y hasta que saldrá de forma más agresiva en el futuro. Después nos harán creer que es una nueva enfermedad, la cual a su vez será tratada con más productos farmacéuticos, y que las multinacionales han creado, pero para hacerse millonarias a costa de la estupidez humana, de algunos, y la corrupción de otros. Unos medicamentos que nos seguirán enfermando, hasta que nos muramos, porque no interesa que haya otras alternativas naturales, porque no interesa que nosotros mismos nos podamos curar, ya que, si nos curamos, ¡se les acaba el negocio!, … y así nos siguen engañando, pretendiendo que necesitamos de la química y que no nos bastamos a nosotros mismos. Nos darán todo tipo de antibióticos, que engañarán a nuestro sistema inmunitario, o algún tipo de antiinflamatorios, antihistamínicos, o anti-virales, menos potenciar nuestro propio sistema inmunitario. Nos harán depender de la química exterior, la cual nos mantendrá dependientes a lo largo de toda la vida, pero al mismo completamente separados y escondidos de nosotros mismos, ¡cuidado!, y porque tal vez así no podremos encontrarnos nunca en el Juego del Escondite.
En la alimentación
Vamos de compras al mercado, allí encontramos todo tipo de verduras, frutas y hortalizas, con apariencia fenomenal, lustrosas, brillantes y enormes, pero que no saben a nada y no huelen a nada. Se ha cultivado todo esto bajo unas enormes telas de plástico, y sin el sol natural que las madure, que apenas tienen algún tipo de nutrientes, porque están totalmente desnaturalizadas, y abonadas con todo tipo de pesticidas, herbicidas y plaguicidas, que también nos comemos, y nos seguimos engañando y comiendo algo, que no es lo que parece, por fuera lo puede parecer, pero por dentro no lo es. Y no hablemos de las cámaras de gas, donde obligan a la maduración de algunas frutas, que, por supuesto, no podremos comernos con piel, pues las tendremos que pelar, no será como antes, cuando se cogían del árbol y se comían enteras y sin lavar, tal como hacían Adán y Eva, bien despelotados y en el Jardín del Edén, pero esto lo hacían y cuando aún no se habían perdido en el Juego del Escondite, porque justamente comenzó ahí el Juego, y fue cuando nació la dualidad y las diferentes polaridades en el ser humano, o al menos si queremos aceptar el libro del Génesis, en la Biblia, tal cual nos ha sido transmitido.
Compramos algún tipo de alimento preparado, pero, normalmente no nos detenemos a leer su etiqueta, ya que tampoco la entendemos bien, pero hay un montón de nombres extraños y un montón de letras y números, y muy pequeñitos, que nos dicen contener tal o cual conservante, acidulante, emulgente, gasificante, potenciador de sabor, aditivo, colorante, endulzante, y no sé cuántas cosas más. Resulta imposible saber qué es todo lo que comemos, sencillamente porque en muchas ocasiones hay de todo, menos de lo que compramos para comer, y así nos seguimos engañando, al creer que estamos comiendo una cosa, que nos aportará toda clase de vitaminas y minerales, pero que nos aporta además todos los venenos que no esperamos. Parece que hay quien tiene interés en hacer jaque al rey, en el Juego del Ajedrez, y pudiera matarnos, entonces ya se acabaría el juego, ya saldríamos del Teatro de la Vida.
Ya no hablemos de las carnes que compramos, y de los pollos que han sido criados en lo que se llaman “granjas” (?), todos apiñados como hormigas, comiendo piensos extraños que los hacen engordar en poco tiempo, y no solamente los pollos sino también otros anímales de granja, que han comido de cualquier pienso menos del alimento natural que les correspondía. Además de la gran cantidad de medicamentos que les obligan a tomar, y que acaban también en nosotros, así que seguimos engañándonos, creyendo que comemos bien, y que comemos animales de buena calidad, pero una cosa es lo que parece y otra cosa es lo que es, las apariencias suelen engañar siempre, pero para esto existen los diferentes tipos de maquillaje, por supuesto. Todos sabemos que los actores se maquillan, para cumplir “la función” en la Obra de Teatro asignada, pero no deberíamos olvidar que el cuerpo puede enfermar más fácilmente, más de lo enfermo que está desde el momento de nacer, con la sobrecarga kármica o de tiempos pasados a esta vida.
Vamos a la panadería a comprar un pan, pero no sabemos muy bien lo que nos venden, puesto que la mayoría están fabricados sin salvado, ni germen de trigo, y aunque entiendo que deben contener harina, si es que se le puede llamar así, a estos 'polvillos blancos' que utilizan … Al día siguiente ya lo podemos tirar a la basura, pues no hay quien se lo coma, ya se ha quedado más duro que una piedra, aunque al menos hemos comido pan del día, o algo que hemos creído era pan, pero en nada se parecen a los panes, que se hacían antiguamente, y que podían durar un montón de días como si estuvieran recién horneados. Ya no podremos rezar “el Padre Nuestro”, de la misma forma que hacíamos antiguamente, por lo tanto pudiera ser imposible que Dios nos perdone nuestras deudas, entonces difícilmente podremos seguir buscándonos en su Juego del Escondite, el juego al que todos jugamos a lo largo de la vida, y hasta que llegamos al final del mismo, como sucede en el Juego de la Oca, cuando nos encontramos y nos descubrimos.
Queremos beber agua, pero no sabemos lo que bebemos, porque, con el tratamiento de cloro y de otras depuraciones, que se suelen hacer en las ciudades, ya resulta que al final, un agua que tendría que ser, tal como me decían en la escuela, incolora, inodora e insípida, se parece más a una gaseosa de mal sabor, mientras tanto, nos engañan diciendo que es agua potable. Más fácil lo tienen cuando la disimulan en diferentes refrescos, que contienen diferentes porquerías, para así camuflar ese agua, y además con diferentes colores, a gusto de todo el mundo. Esto es algo parecido a los diferentes colores políticos de personas, que quieren aparentar lo que no son, así se esconden más fácilmente para que nadie les descubra, pero lo más peligroso es que ellos no se podrán descubrir a sí mismos, y por tanto seguirán perdidos en el Juego del Escondite.
En las relaciones
En un momento dado de la vida nos juntamos con una persona, que dice que nos ama, pero en cuanto tiene la ocasión nos traiciona y nos deja abandonados, incumpliendo la promesa que en su momento nos hizo, así ya no estamos unidos en la enfermedad, ya no estamos unidos en la pobreza, ya no estamos unidos en la tristeza, solamente hemos estado unidos en la mitad de la vida, que nos ha interesado. Y mientras tanto, nos hemos dejado engañar y nos hemos seguido engañando, pensando que así encontraríamos la felicidad que buscábamos, cuando resulta que hemos encontrado lo contrario, hemos encontrado muchas veces, la desdicha y la infelicidad, y por no decir también una gran depresión, un cáncer, o alguna especie de locura. No hay ningún problema, y siempre se puede salir de esto, pero hay que dejar de estar perdidos, en la primera parte del Juego del Escondite, basta entrar después en la búsqueda, y al final, y con un poco de suerte y con mucha voluntad, se llega al encuentro de uno mismo, o al final del Juego preferido de Dios, el Juego que Él inventó para no aburrirse.
En alguna ocasión y algunas personas, descubrimos que quien creíamos que era nuestro padre, resulta que no lo es, pero tampoco sabemos quién lo ha sido. Algunos descubren que su madre tampoco es su madre, así descubren que realmente fueron adoptados cuando eran niños, o que fueron comprados, o que fueron fecundados “in vitro” o en vientres de alquiler, o de cualquiera otra forma, pero mientras tanto también se dejaron engañar y se engañaron a sí mismos. En un tiempo futuro cuando descubrimos estas cosas, ya puede ser demasiado tarde para salir de una crisis de identidad, que nos está llevando a cierto tipo de locura. No hay problema tampoco, ya que siempre estamos a tiempo de comenzar la búsqueda del sí mismo, el buscar quiénes somos en realidad, pero hay que salir de la primera parte del Juego del Escondite, hay que ver la vida en su total realidad, ver, aceptar y sentir las polaridades escondidas en este Juego, aquéllas que hemos utilizado para cumplir nuestra función de actores, en la Obra del Teatro de la Vida.
En un momento de la vida descubrimos que, las personas por quienes más hicimos, a veces son justamente las que nos han dado después una patada en el culo, y descubrimos que nunca nos han devuelto nada, y no piensan hacerlo … Descubrimos que nos hemos engañado, y pensando aquello: “hoy por ti y mañana por mí”, … pero tan solo han estado usándonos como si fuéramos papel higiénico. Llega el día de la verdad, y vemos que han desaparecido misteriosamente, y sin dejar rastro y sin la posibilidad de poderles decir cuatro verdades. Lo mismo sucede a la inversa cuando descubrimos que somos nosotros mismos, quienes hemos abandonado a esas personas que tanto han hecho por nosotros, pero está claro, que era más fácil seguir engañándonos y no ver la realidad. Era mejor seguir escondidos en el Juego del Escondite, para no verla, o también seguir metidos en el pozo del Juego de la Oca, allí de donde tantas veces es difícil salir.
En el deporte
Un día nos compramos un coche o una moto, y vamos de acá para allá como si fueran nuestras piernas que nos llevan, nos metemos en un ascensor en lugar de subir las escaleras, o usamos una bicicleta estática, pero sin movernos de donde estamos, y decimos que “hacemos deporte”, pero no salimos de una habitación cerrada, llena de aparatos de gimnasia y de musculación. Así estamos engañando a nuestro cuerpo continuamente, haciéndole creer lo que no es, haciéndole creer que estamos haciendo un ejercicio muy natural, pero resulta que nada tiene de natural, y además posiblemente se está haciendo en un local con aire acondicionado. La cuestión es, que el cuerpo puede tener una serie de bloqueos físicos y también psicoemocionales, de modo que no podemos olvidarlo, y a través de los síntomas que tengamos, habrá que hacer cualquier cosa necesaria para curarlo y sanarlo de las viejas heridas recibidas, las heridas que Quirón ha tenido antiguamente, en lo relacionado con el lado instintivo animal, y que también nosotros tenemos almacenadas en nuestra psique. Hay que seguir buscando el final del Juego del Escondite, pues mientras tanto seguiremos estando muy perdidos.
En Internet
Conocemos gente a través de Internet, que nos dicen una cosa u otra, y las creemos, hasta que llega el momento en el que las conocemos personalmente, y resultan ser todo lo contrario de lo que habían dicho, descubrimos que nos habían engañado y nos habían mentido en todo aquello que más les interesaba, y así acabamos desilusionados y decepcionados de la gente … A veces, descubrimos, que nosotros tampoco les habíamos dicho toda la verdad, por tanto les habíamos engañado y se habían dejado engañar, pero seguimos jugando al mutuo engaño, hasta que con el tiempo, y tal vez, acabamos desilusionados de nosotros mismos, y tal vez pensando también en cómo suicidarnos, o en cómo matar a la otra persona. Matar a la otra persona no sirve para nada, mas que para meternos en la cárcel con una sentencia bastante larga, o quizás inclusive la pena de muerte, o quién sabe, aquí hay una gran diferencia con el Juego del Ajedrez, pienso, que no debemos matar al rey, es mejor quedarse en tablas. El problema es, que si matamos al otro, también nos estaremos matando a nosotros mismos, y no puede ser de otra forma, es Ley de Correspondencia, y así no nos llevará a ningún lugar, tan solo a un laberinto sin salida, y del cual nunca sabremos salir, y si no salimos, tampoco podremos continuar el Juego del Escondite o el Juego de la Oca.
En la política
En tiempo de elecciones, votamos a los políticos, que consideramos más oportunos, y para que dirijan el país o nuestra ciudad, porque nos habían prometido en su propaganda, que harían tal o cual cosa, que mejorarían determinadas otras, y tal y tal y tal. Después descubrimos que, con el tiempo, han hecho lo contrario de lo que decían, que todo lo que hicieron fue en el beneficio de su propio bolsillo, y por tanto en perjuicio del nuestro, que ahora está más vacío que antes. Descubrimos que nos engañaron, y con un poco de suerte descubrimos también que nos hemos dejado engañar, y que nos hemos engañado a nosotros mismos, esto es lo que más duele, pero no siempre se quiere descubrir el auto-engaño, llamado también el Juego del Escondite … Para descubrirlo hay que tener el coraje necesario, para desaprender lo mal aprendido, y comenzar a iluminar la consciencia de aquellas partes tan camufladas durante una parte de la vida. Hay que quitarse las máscaras, las corazas, las armaduras y lo que sea necesario vaciar, y para así poder comenzar, a descubrirnos a nosotros mismos, y al final encontrarnos, en toda la plenitud. Así ya podremos dar por finalizado el Juego del Escondite, tal vez, o tal vez no del todo, no sé cuándo podemos decir, que hemos llegado al final del camino de regreso al hogar.
En la vejez
Cuando llegamos a la vejez, esperamos que nuestros hijos nos cuiden, tal y como hicimos con ellos en su infancia y adolescencia, pero muchas veces descubrimos, que nos quieren meter en una residencia para ancianos, ¡¡porque somos un estorbo para ellos!!, … pero nos dicen, que no tienen sitio en su casa para nosotros, o tienen que trabajar y no pueden cuidarnos, o cualquier otra excusa que les oculte la verdad completa, así nos seguimos engañando y dejando que nos engañen. A pesar de esto bien sabemos que, a la hora de repartir la herencia, estarán todos ya bien dispuestos a recibirla y no perder nada. Sabemos que tendrán alguna cuenta bancaria para guardar el dinero, que les pueda corresponder, y sabemos que usarán nuestro coche o nuestra casa, y sabemos que, tal vez, también dejarán de trabajar, para tener tiempo de gastarse todo nuestro dinero, aunque tal vez no lo tengan para pagar nuestro entierro. No hay problema, hay Leyes del Universo que se ocuparán de girar las polaridades, en el momento que corresponda, y además con la misma intensidad y medida, y principalmente la Ley de Polaridad, todo se vuelve al revés de lo que fue. La Ley del Ritmo también se encargará, de que el péndulo del reloj gire hacia el lado contrario, y con la intensidad que la Ley de Vibración considere oportuna.
En la muerte y el velatorio
Llega el momento de la muerte, y aunque queríamos hacerlo en nuestro hogar, y muy cerca de las personas que hemos amado, de nuestros hijos y de nuestra familia, resulta que nos llevan a un hospital, para que no molestemos demasiado a la familia, pero, nos dicen, que lo hacen para que nos cuiden mejor, nos engañan como mejor saben y pueden … Mientras tanto nos medican con todo tipo de cosas, para que no nos demos cuenta de lo que está pasando, pero, nos dicen, que es para el dolor y para que no suframos, y aunque yo pienso que también es para que ellos no sufran, y para no sentir la muerte tan cerca, la cual también les llegará en algún momento, y aquí pueden pasar muchas cosas que hagan repetirse anteriores engaños. Tal vez suceda lo que dice la Ley del Talión: “quien a hierro mata, a hierro muere”, … ¡y quién sabe!, si también desde esta vida, o desde la otra vida, habrá algún: “ojo por ojo y diente por diente”, … también lo dice la misma Ley del Talión. Es parecido a la Ley de Causa y Efecto, y parecido también al Juego de la Oca, cuando dice “de oca a oca y tiro porque me toca”.
Cuando estamos en nuestro propio velatorio, descubrimos cómo es realmente la gente que nos rodea, algunos han ido de corazón para despedirse, y así agradecernos el tiempo vivido juntos, o para acompañar nuestra soledad y antes de que nos metan en la tumba, o simplemente, para hacerse una foto delante de los demás, otros no han ido porque ahora no les interesamos para nada, pues ya no pueden sacar nada más de nosotros … Los más interesados están esperando, que se abra el testamento, para ver si les ha tocado algo, y para poderse repartir, cuanto antes, lo que nos hemos ganado a lo largo de la vida, con el sudor de nuestra frente, es algo que ellos se ganarán a costa nuestra y, muchos de ellos, sin habernos dado nada a cambio, y porque no tenían tiempo para cuidarnos, o no tenían una habitación donde alojarnos en la vejez, o porque no les ha dado la real gana, o porque han preferido seguir perdidos en el Juego del Escondite … Yo puedo entender esto, pero no lo comparto en absoluto, entiendo, que en esta vida debemos estar “a las duras y a las maduras”, y no puede ser de otra manera, o de lo contrario, ¿para qué sirve una balanza?, el famoso símbolo de la Justicia, y tanto la humana como la divina. No sé si también el Diablo tiene su propia balanza, tal vez él no quiera usarla.
La Torre de Babel (Pieter Brueghel el Viejo, siglo XVI) |
Ya llegado el fin de esta vida, y cuando estamos en la otra, … descubrimos que todo ha sido un engaño, … que nos han engañado por todas partes, desde que nacimos, … que también hemos engañado a los demás, lo que nos han dejado, … y que nos hemos dejado engañar también, … y aunque lo más duro de aceptar sea, precisamente, … ¡¡¡¡que nos hemos engañado a nosotros mismos!!!!, … y entonces comprendemos muy bien, el porqué, del sinsentido de la mayor parte de nuestra vida. Y entonces podemos entender, … ¡¡que hemos estado representando una Gran Comedia!!, … ¡¡una Gran Obra de Teatro!!, … entendemos la causa, por la cual no entendíamos nada, y también entendemos la causa, de haber tenido un deterioro mental importante, que no nos dejó saber quiénes éramos en realidad, … y muchísimo menos descubrirnos en el Juego del Escondite, el que tanto le gusta jugar a Dios, para perderse, buscarse y encontrarse a sí mismo.
Ya lo dice el cuento vedanta, que no por ser cuento tiene que ser irreal, pienso que más irreales son los cuentos de la infancia, y aunque, a veces, alguna princesa encantada pueda encontrar a su príncipe encantador, y a veces es posible. En fin, que nos dice el cuento vedanta: “A Dios le encanta jugar al Escondite, pero como fuera de Dios no hay nada, Dios se tiene solo a sí mismo para jugar. Esta dificultad la supera simulando, que Él no es Él, es su manera de esconderse de sí mismo, … simula que es tú y yo, y toda la gente en el mundo” … El cuento vedanta nos dice bastantes cosas más, pero hay algo que me encanta sobremanera, y dice: “cuando Dios juega al Escondite, y pretende ser tú y yo, lo hace tan bien, que le lleva muchísimo tiempo recordar, cuándo y cómo se inventó a sí mismo … Pero ahí está precisamente la gracia del juego, esto es lo que Él quería conseguir ..... No quiere encontrarse a sí mismo demasiado pronto, pues esto estropearía el Juego, por esto es tan difícil para ti y para mí, darnos cuenta, de que somos Dios disfrazado y oculto”.
Por otro lado, si lo consideramos bajo el punto de vista de la religión cristiana, hay muchísimos ejemplos del Reino de los Cielos, y escritos en los diferentes Evangelios, e incluidos en el Nuevo Testamento, pero, está claro, que también es una especie de cuento, pero no tiene por qué ser irreal. El gran problema es saberlos interpretar, pero no se pueden interpretar con el hemisferio izquierdo del cerebro (masculino), el lógico y racional, solamente se pueden interpretar a través del hemisferio derecho (femenino), el ilógico o analógico … Ésta es la clave de estas cuestiones, solamente pueden ser interpretadas a través de cierta “analogía”, por esto se utilizan metáforas, parábolas, alegorías, fábulas y términos similares. El cerebro izquierdo (masculino y racional) no es capaz de entender el significado que se esconde detrás, y solamente se puede entender con el contrario, justamente con el hemisferio que generalmente tenemos menos desarrollado.
Nos dice el capítulo 18, del Evangelio de San Mateo: “En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿quién es el mayor en el Reino de los Cielos? … Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, … y dijo: de cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos, y cualquiera que reciba en nombre a un niño como éste, a mí me recibe” …
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