sábado, 3 de diciembre de 2016

ÉRASE UNA VEZ UN PEZ ESCORPIÓN

-Una mezcla del escorpión de Escorpio y el pez de Piscis-
-Una mezcla de la casa VIII (infierno) y la casa XII (ilusión)-
-Los dominios de Poseidón (mar), Gaia (tierra) y Hades (infierno)-
-Una mezcla de la casa VIII de Escorpio (muerte) y la casa V de Leo (Vida)-
-Una mezcla de Plutón (transformador) y del Sol (vivificador)-
-La destructividad, el resentimiento, la venganza, el orgullo y la soberbia-

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ÉRASE UNA VEZ UN PEZ ESCORPIÓN

Érase una vez, en un mar azul, pero contaminado por los desechos del ser humano, un pez escorpión, sí, ... suena un poco extraño una mezcla así, pero así nació el protagonista de este cuento. Sucede que él nació para ser un escorpión, con su aguijón siempre dispuesto a pinchar y vengarse de quien estuviera cerca, y al mismo tiempo también quería ser un pez, debido a una canción que una vez escuchó y que decía algo así: "quisiera ser un pez para tocar mi nariz en tu pecera" ... Suena un poco extraño pero esto dice la canción, es debido a que la nariz forma parte del tejido escorpiano, es decir, es una parte del cuerpo regida por el signo de Escorpio, representante del escorpión terrestre, y lo mismo que el mar representa el reino de Piscis, allí donde los peces nadan y van de un lugar a otro, sin necesidad de arrastrarse por la tierra como hace un escorpión, y en fin, una mezcla un tanto extraña y que tiene su explicación.

Sucedió que el protagonista de nuestro cuento nació con el Sol en el signo de Escorpio, correspondía así debido al mes en que nació, antes él ya había decidido por propia voluntad vivir una experiencia y vivencia escorpiana, pero antes de esto le aconsejaron que lo hiciera a una hora concreta, a la hora en que el signo de Piscis pudiera estar situado en su casa V (la casa de Leo), la casa regida por el Sol, de modo que hizo coincidir su nacimiento con ese tiempo ... Un tiempo de dos horas diarias en las cuales sería posible su ilusión, la ilusión de ser un pez, la ilusión de Piscis, la ilusión de vivir una vida que no era real, pero que le podía ayudar a llevar mejor el duro trabajo de Escorpio. Es un trabajo muy difícil y que conlleva un riesgo para uno mismo, ya que ha de llegar un momento de la vida en el cual deba morir, para renacer de nuevo, tal cual Ave Fénix, es su trabajo en este mundo físico, y por esto, y para evitarse tanto dolor, quiso ser también un pez del signo de Piscis y nació como un pez escorpión.

Bajo el mar vivían infinidad de peces de todos los tamaños y de todos lo colores, un lugar silencioso donde no llegan los sonidos indeseables de aquello que no queremos escuchar, por eso allí se refugian multitud de seres, para vivir su vida un tanto inconscientes de la verdadera realidad que hay sobre la tierra. Allí nuestro pez escorpión conoció a muchos otros peces, como el pez león, el pez arquero, el pez araña, el pez gato, el pez globo, el pez espada, el pez payaso, el pez ballesta, el pez bruja, en fin, conoció multitud de peces, pececillos y peces grandes, que como él pretendían vivir su vida fuera de la realidad, y con un cierto miedo también a evolucionar, como muchísimos años atrás se atrevieron algunos, que salieron de mar a tierra, de los dominios de Poseidón a los dominios de Gaia.

Durante muchos años de su vida anduvo bajo las aguas del mar, cerca de la costa, no le gustaba estar demasiado lejos, y tal vez porque así podría un día decidir volver a la realidad de la tierra, arrastrarse de nuevo por ella y envenenar a quien quisiera, y también y por qué no, envenenarse y suicidarse a sí mismo, pero era grande su miedo y se quedó bajo el mar, siempre con las púas de pez preparadas para picar y envenenar también a quien le tocara, pero no a él, y al mismo tiempo tenía esa posibilidad, de evadirse de la realidad del mundo físico, tan dura para él. No le gustaba la luz del día, no le gustaba la luz del sol y se escondía donde mejor podía, siempre entre las rocas submarinas para dormir y esperar el ocaso, y entonces después salía y hacía su vida nocturna, esperando encontrar a algún indefenso animal para aprovecharse de él y así lograr su sustento.

Pasado el tiempo, la vida ya se encargó de recordarle que era un escorpión, que su trabajo estaba en la realidad física de la tierra, y que debía volver a ella, que no podía seguir eternamente escondido bajo el mar, viviendo la ilusión de que era un pez, y que no podía ignorar eternamente su condición de escorpión. Por mucho que esto le pesara, no tuvo más alternativa que regresar, la vida le obligó con su sabiduría a cumplir con su destino. El dios Poseidón provocó un gran oleaje en el mar, y salió de la noche del mar y vivió en la luz de la tierra, y así él tuvo que volver a la realidad que durante muchos años de su vida eludió. Muy grande fue el dolor que sintió, eran muchos años de esconderlo y cuando comenzó a salir le trastocó totalmente ... Siempre tuvo el aguijón listo para clavárselo a sí mismo y suicidarse, pero también sentía un miedo enorme, y así que comenzó a picar y "matar" a quien se pusiera a su alcance, era su modo de compensarlo, y así se vengaba también de sí mismo, al ser incapaz de transmutar su naturaleza rastrera de escorpión, en un águila, capaz de volar libre de todo condicionamiento, capaz de surcar los cielos y observando lo que hay más abajo.

El resentimiento tan grande que fue acumulando, al no ser capaz de morir en vida y transmutar sus  instintos animales, hizo que siempre viera en los demás un reflejo de sí mismo, él no se daba cuenta, siempre los demás eran malos, muy malos, él era muy bueno, así que los demás irían al Infierno y no él. El miedo a la supervivencia hizo que se arrastrara siempre ante los demás animales, y así pues su amor propio inexistente debía compensarlo con la venganza. Triste percepción que le permitía no verse a sí mismo, triste percepción que no le permitía poder transmutar esos instintos primarios que llevaba dentro, todo ese resentimiento contra él mismo, contra la Vida y contra el Creador de la Vida.

Un resentimiento acumulado de vidas anteriores y aumentado en esta vida, que él debía liberar y trasmutar, para convertirse en un águila, un resentimiento acumulado por el miedo a la supervivencia, a la vida, y también y sobre todo a la muerte en vida, pero tan escondido en sus profundidades que era incapaz de verlo. Un resentimiento y una descomunal destructividad, que él había acumulado contra sí mismo, por haber vivido anteriormente sin amor hacia sí mismo, por haber manipulado a los demás, por haberse manipulado a sí mismo y por haberse dejado manipular, ... por haber engañado a los demás, por haberse engañado a sí mismo y por haberse dejado engañar por los demás, ... por haber usado a los demás, por haberse usado a sí mismo y por haberse dejado usar, ... y todo con una fachada de falsa humildad, que ocultaba su orgullo y su soberbia.

Pasados los años, después de vivir en tierra firme, el escorpión se olvidó de que había sido un pez, un pez escorpión, ya había perdido sus aletas, ahora tenía unas cuantas patas, había perdido las púas del pez y ahora tenía un aguijón envenenado. La gran diferencia, en relación a su época de pez, es que él ahora podía clavarse el aguijón a sí mismo, no así antes cuando era un pez, estuvo tentado en muchas ocasiones de hacerlo, de clavárselo y suicidarse, para salir de tanto dolor emocional como el que ya estaba sintiendo. Encontró un lugar donde hacer su nido, en una casa antigua de un pueblo y lejos del mar, así ya no podría regresar a él tan fácilmente, en una calle "muy especial", donde el sol le podría ayudar a iluminar las sombras de su inconsciente, y principalmente la desilusión de no haber nacido como el león de la casa V, duro trabajo, muy duro, en el cual actualmente se encuentra y por lo cual no puedo escribir el final de este cuento.

No sé muy bien cómo acabará, todo dependerá de que se atreva a morir en vida, todo depende de que se atreva a transmutar esa condición rastrera del escorpión, en una forma más elevada, como es el águila que también le representa. Pero para llegar hasta ahí hay que atravesar los dominios del inframundo, los dominios del Infierno, los dominios del dios Hades, quien tiene a su barquero Caronte y siempre muy bien dispuesto a llevar las almas en pena a sus dominios, y además de a su amada Perséfone, quien ya está muy harta de él ... Un infierno personal al que todos nos debemos enfrentar en algún momento de la vida, un infierno al que nunca hay que tener miedo de bajar, y de vez en cuando y a menudo, pero también aprendiendo a salir de él y antes de que sea demasiado tarde, por ello es preferible bajar a menudo y así coger la práctica necesaria, pues de hacerlo tarde y por primera vez, es muy posible que no se sepa regresar nunca jamás, ni a la tierra de Gaia ni al mar de Poseidón.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, de momento ...

Texto del libro "Tres hermanos y un final" - Diario de un karma familiar (IV) - El Juego del Escondite (el encuentro). Reservados los derechos de autor. DF. Nomemientas Gavilán.


”A ti, ESCORPIO, te doy una tarea muy difícil. Poseerás la habilidad de conocer la mente humana, pero no te permitiré que hables de todo lo que sepas. Con frecuencia te sentirás triste por lo que verás y en tu dolor te alejarás de Mi, y te olvidarás de que no soy yo, sino la perversión de lo que es mi Idea lo que te produce este dolor. Verás en el hombre tantas cosas que acabará por parecerte un animal, y lucharás de tal forma con los instintos animales que hay en ti mismo, que te desviarás del camino, pero cuando finalmente vuelvas a Mí, tengo para ti el DON SUPREMO DEL PROPÓSITO”.

Y Escorpio también se retiró. (La alegoría del Zodiaco)

6 comentarios:

Mazinger ZX dijo...

Una historia escorpiana que me ha llamado muchísimo la atención, no se me había ocurrido nunca una mezcla así, y realmente es así como lo cuentas. Todos tenemos una mezcla, o un híbrido, entre el signo solar del nacimiento y el signo de la casa V, además de la situación del resto de planetas, pero generalmente no se tiene en cuenta. Ahora queda que algún día nos digas cómo ha acaba el cuento, ojalá se convierta en ese águila, es la mejor salida. Saludos.

DF. Nomemientas Gavilán dijo...

Yo también espero escribir el final del cuento, cuando lo sepa lo escribiré. Si no puede regresar al mar y si no sabe volar como un águila, ¿qué le queda? No es difícil de imaginar, o seguir arrastrándose o desaparecer para siempre. No olvidemos que cada uno tiene algo en el signo de Escorpio o en su casa, puede ser algún planeta o también la cúspide de una casa, puede ser más o menos difícil, pero en el fondo todos estamos metidos en el mismo saco.

Este mediodía he querido dar una vuelta por el bosque del castillo de Bellver, habían cortado una calle y había como 12 coches de policía nacional, bomberos, ambulancias, tedax, emergencias, policía local y alguno más. No he podido saber qué pasaba y no he querido preguntar a la gente que miraba, no permitían pasar a pie ni en coche por la calle, pero se veían cuerpos en el suelo. Yo he seguido mi camino y ahora he leído que se ha suicidado un hombre, con química que ha creado una nube tóxica en el aire, y también han caído tres policías que habían ido a rescatarle, debido al aviso de alguien. Mucha gente ha perdido el centro, mal asunto, hay demasiadas noticias de este estilo últimamente. Estamos pagando las consecuencias de muchos errores, a muchos niveles. Un saludo para ti.

Mazinger ZX dijo...

Hemos perdido el centro y el culo también, con perdón, está todo muy revuelto con la cuadratura de Júpiter y Plutón, no solo a nivel político sino personal, está saliendo mucho resentimiento, con muertes, accidentes, suicidios, homicidios y no escribo más porque ya es de noche. Hasta otro día.

Anónimo dijo...

Si has perdido tu dignidad y debes arrastrarte ante los demás para sobrevivir ¿qué te queda?

Anónimo dijo...

Bonita historia..., sin duda para aprender algo más, al infierno habrá que ir bajando.

Anónimo dijo...

Me siento muy identificado con lo escrito y me gustaria saber el final de la historia, parece un cuento y no lo es, yo soy escorpio pero me dijo un astrólogo que yo también era un pez al tener a piscis en la casa 5. Es muy cierto el final ...... ni a la tierra de Gaia ni al mar de Poseidón.Gracias.J. Sandoval.