miércoles, 25 de marzo de 2020

CANCIÓN DEL ALMA DEL CONVENTO

Ave María Purísima.
Buenas noches tengamos todos, 
en la paz que no tenemos pero que tendremos,
os lo desea el Abad Pelotines,
desde el Convento de las Águilas.
Dominus vobiscum.


En estos últimos días algo muy peculiar está sucediendo, tenemos un blog en Internet, donde hemos pasado un texto y una música titulados "la canción del alma", pero no es nuestra, no es de nuestra congregación de frailes, nosotros nos dedicamos más a los cantos gregorianos, pero nos gustó mucho y la incluimos en el blog ... La cuestión es que la gente la está pinchando bastante más que antes, al parecer muchos la están buscando, y nos referimos al alma o el espíritu, y sí, porque lo que pinchan es la página.

Pensamos que teníamos razón, al decir que este ego virus coronado propiciaba el reencuentro con cada uno de nosotros, o con nuestro interior, o con nuestro Hogar Interno, al querer obligarnos a pasar este tiempo de clausura y de cuarentena, y precisamente para esto, para buscarnos y reencontrarnos con ese alma o espíritu perdido, a nivel individual, el cual hubo de esconderse tiempo atrás, y debido a la exclusiva adoración de la materia, por parte del ser humano en general.

Aquí la dejamos otra vez, por si alguien siente esa llamada interior, esa llamada del espíritu o del alma, para ya permitirle que también ocupe su lugar, y en cada uno de nosotros, en el lugar que perdió en beneficio de la materia, y el lugar que deberá ocupar, sacrificando el exceso de materia, tal cual la Vida nos obliga y ha comenzado a suceder en la actualidad ... No hay que olvidar que el ser humano es una mezcla, de espíritu y de materia al mismo tiempo.

En esta página lo escribimos: El regreso ... al Hogar Interno.

In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti.😇
No seremos los mismos cuando esto acabe, por suerte para todos.😦
¡Ah!, ... la hermanita Blancanieves me dice que os salude de su parte.🙋
Amén.

Música: Hymn to the sea (himno al mar)

LA CANCIÓN DEL ALMA

No soy ni el ego ni la razón. No soy la mente ni el pensamiento.
No puedo ser escuchada ni descrita en palabras ni puedo ser captada por vía del olfato o de la vista.
No puedo ser encontrada en la luz ni en el viento, ni tampoco en la Tierra o en el Cielo.

Soy Conciencia y alegría encarnadas, Gloria de los Bienaventurados, yo soy.
No tengo nombre ni tengo vida, no respiro aire vital.
No he sido moldeada por los elementos, ninguna cubierta corpórea es mi hogar.
No tengo discurso, no tengo manos ni pies, ni medios para evolucionar.

Soy Conciencia y alegría, Bienaventuranza en la disolución.
Dejo a un lado el odio y la pasión, he vencido la desilusión y la avaricia.
Ningún indicio de orgullo me acaricia, por lo cual la envidia no alimento.
Más allá de todas las creencias religiosas,
por encima de la fortuna, por encima de la libertad, por encima del deseo.

Soy Conciencia y alegría, la suprema felicidad es mi atuendo.
Ni la virtud ni el vicio, ni el placer ni el dolor son mi herencia.
Ni los textos sagrados, ni las ofrendas, ni las oraciones, ni los peregrinajes.
No soy alimento ni el acto de comer ni el que se alimenta.

Soy Conciencia y alegría encarnada, Gloria de los Bienaventurados yo soy.
No soy pasible de muerte, no estoy dividida en castas ni razas.
Ningún padre me ha llamado hijo,
Ninguna atadura de nacimiento me aprisiona.
No soy discípulo ni maestro, no tengo compinches ni amigos.

Soy Conciencia y alegría, sumergirme en la Gloria es mi destino.
No soy ni lo conocido, ni el conocimiento o el conocedor, sin forma es mi forma.
Habito en los sentidos, pero ellos no son mi hogar.
Serena y en equilibrio, no soy ni libre ni esclava.

Soy Conciencia y alegría y en la Gloria soy hallada.

Sri Shankaracharya (Kalady-India, siglo IX).


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