Muchas veces yo me he preguntado ... ¿qué sucedió con Jesús de Nazaret? ... desde el día en que fue crucificado y murió en la cruz del Monte Gólgota, junto a dos individuos más, que se dice eran unos ladrones, y hasta el día en que resucitó de entre los muertos ... Un viernes fue crucificado y resucitó al tercer día, esto dice la Biblia, dicen que resucitó en domingo, pues bien, pero no dicen lo que sucedió con él durante ese tiempo, entre la muerte y la resurrección, tan solo dicen que le bajaron de la cruz y le enterraron en un sepulcro, de donde había desaparecido el día domingo cuando fueron las mujeres.
Con todo mi respeto a quien crea en la Biblia, a pies
juntillas, yo también tengo derecho a que se me respete en la forma que
yo tengo de interpretarla, yo no creo en nada ni en nadie, y mucho menos
en las personas que escribieron la historia de Jesús de Nazaret, en el
Nuevo Testamento, puesto que cada uno escribió partes de ella, a su modo
y con su limitada comprensión, en lenguas como el hebreo, el arameo y
el griego, y ya después fue traducida al latín y del latín a las otras
lenguas del mundo, entre ellas el español ... Partiendo de esto, me
gustaría saber ¿cómo sería la directa traducción del original al
español?, pues posiblemente habría muchas pequeñas diferencias y muchos
pequeños detalles que no se corresponderían con la traducción que ahora
tenemos, y además de que se incluyeron solamente ciertos escritos, otros se
excluyeron y escondieron, y otros más pudiera ser que todavía permanezcan inéditos y en
algún lugar, creo que se puede entender muy bien.
El Cristo crucificado de Velázquez |
... Y EL PRIMER DÍA BAJÓ A LOS INFIERNOS
(No hay nadie a quien culpar)
Yo digo que Jesús de Nazaret bajó a los infiernos, en el momento de su muerte en la cruz, no pudo ser de otra manera, él necesitaba también hacer este viaje, el cual aún no había hecho en vida o el cual no había hecho en su totalidad, aunque él se retirara durante 40 días en el desierto, y es lo mismo que muchos de nosotros hacemos en algún momento de la vida, aunque no sea en el desierto pero también lo hacemos en otro lugar. Él necesitaba saber lo que había en lo más profundo de sí mismo, en lo más profundo de su inconsciente personal, y digo esto porque creo nadie me lo podrá rectificar, ... no hay ningún medio que me pueda contradecir y yo tengo todo el derecho del mundo de opinar como mejor lo prefiera. Mucha gente no podrá entender lo que yo quiero decir ahora, pero no es mi problema sino el suyo, al haberse creído con tanto fanatismo religioso en lo que le enseñaron, y al no haberse nunca detenido a descubrirlo también a través de su propio discernimiento.
Entre el viernes de su muerte y el domingo de su resurrección pasaron 3 días, no fueron completos, se dice que murió sobre las 3 de la tarde pero no se sabe a qué hora resucitó, ... se dice: "y al tercer día resucitó de entre los muertos" ... pues bien, no es causalidad que se diga así, son los tres procesos de destrucción, regeneración y renacimiento de cada individuo, no solamente de él, son los tres procesos de muerte, transformación y resurrección, es lo mismo, del signo de Escorpio o de la casa VIII de la Astrología. Se trata de tres procesos que todos pasamos, en distintos momentos de la vida, y entiendo que también los pasamos al finalizar la vida, tras la muerte del cuerpo físico, y no puede ser de otra forma, no solamente Jesús de Nazaret fue hijo de Dios, también lo somos todos nosotros, repito, con todo el respeto que me merece la religión cristiana, pero con la nula credibilidad que me merecen las personas que escribieron diferentes relatos sobre su vida, y lo mismo de aquéllos que decidieron qué textos incluir y qué textos excluir en el Nuevo Testamento, además de los "retoques" que se pudieran haber hecho del escrito original.
De la misma manera, cuando nacemos, también pasamos todos por 3 etapas diferentes, y como son la concepción, la gestación y el nacimiento, es lo mismo, ... para la concepción de algo nuevo tiene que haber también la destrucción de algo viejo, para la gestación de algo nuevo tiene que haber también la transformación de algo viejo, y para que haya un renacimiento debe morir también algo viejo. Así pues volvemos al Principio de Correspondencia: "el principio es igual al final, y el final es igual al principio" ... No es difícil de entender, para quien sea capaz de darse cuenta de que en esta vida todo sucede en doble versión, en dos caras, tal como la cara y la cruz de una moneda, la moneda no podría existir si no tuviera dos lados, ambos se necesitan mutuamente, y la vida tampoco podría existir, si no existiera el nacimiento y la muerte, también ambos se necesitan mutuamente para existir.
De la misma manera, el bien no podría existir sin el mal, la bondad no podría existir sin la maldad, la polaridad superior o divina no podría existir sin la polaridad inferior o diabólica, el amor no podría existir sin el odio, la izquierda no podría existir sin la derecha, el día no podría existir sin la noche, el pasado no podría existir sin el futuro, el arriba no podría existir sin el abajo, el Hemisferio Norte de la Tierra no podría existir sin el Hemisferio Sur, el Hemisferio Este no podría existir sin el Hemisferio Oeste, el hombre no podría existir sin la mujer, el calor no podría existir sin el frío, y así es en todas las manifestaciones de la vida, es el Principio de Polaridad: "todo es dual, todo tiene dos polos", ... "todo tiene su par de opuestos", ... "todas las paradojas pueden reconciliarse" ...
Jesús
de Nazaret vivió una vida alejado de su propio centro, si estamos de acuerdo con los Evangelios él estaba
viviendo solamente la polaridad superior, era la polaridad divina, la polaridad del
bien, él no estaba viviendo en su propio centro, de modo que se creó una
sombra bastante grande en la polaridad inferior, la polaridad diabólica,
la polaridad del mal, que como toda sombra le perseguía, y hasta que le
llegó el día de la crucifixión y tuvo que reencontrarse con ella.
Mientras tanto vivió la traición de sus discípulos más amados, uno le
traicionó y le vendió por unas monedas de plata, otro le negó en tres
ocasiones, todos le abandonaron en el momento que más les necesitó,
ninguno de ellos se atrevió a defenderle, ni ante los romanos ni contra los
sacerdotes judíos que le llevaron a la cruz, y por tanto sus discípulos
también le ayudaron a morir así, y bien pudo ser que también él quisiera morirse,
¡¡de pena!!, al ver lo que no recibió de ellos, ni de su familia, ni de la sociedad en la cual vivía.
Esto
mismo nos sucede a muchos, no queremos hacer daño a nadie, tampoco queremos
hacer daño a la familia, pero mientras tanto nos lo hacemos a nosotros mismos, y mientras tanto somos víctimas de muchos, porque queremos, porque no
queremos hacerles daño o porque somos unos idiotas, y así que muchos
cargamos con una cruz, que en muchas ocasiones es la cruz de otros, con una cruz en la cual moriremos algún día, y también con mucha pena ... Mientras tanto la
familia o la sociedad nos habrán traicionado, o nos habrán vendido, o nos habrán negado, o nos habrán abandonado,
nos habrán dejado a nuestra suerte, y porque nada les importamos, porque
solamente se importan ellos mismos y porque les damos igual. Así pues no
hay nadie a quien culpar, salvo a cada uno de nosotros, por habernos
traicionado, por habernos engañado, por habernos negado, por habernos abandonado y por
habernos matado lentamente, para acabar crucificados por la familia o por la sociedad, además de por nosotros mismos.
Mientras
tanto, habremos vivido también nuestro propio calvario, por ser buenos
habremos escondido nuestro lado malo, en nuestro inconsciente personal, y
separado de la totalidad, separado de nuestra consciencia, pero
escondido, bien escondido en los repliegues de nuestro cerebro, pero
esperando el momento de salir a luz ... Un inconsciente que puede estar
guardando, en una medida más o menos mayor o menor, ciertas emociones de
la polaridad inferior, la mala, la diabólica, como son el odio, el
resentimiento, el asco, el rencor, la envidia, la maldad, la amargura y otras más, y
las cuales no vemos al estar tan reprimidas, negadas o ignoradas, pero que muy bien
compensamos y nos ocultamos con nuestro orgullo, soberbia, vanidad,
engrandecimiento, y otras más, al creer que hemos sido elegidos por Dios, y
para alguna misión muy especial, y que para cumplirla debíamos ser
buenos, puesto que era la única forma de obtener el premio del Cielo, pero nadie nos
dijo, que para llegar al Cielo, antes habíamos de hacer una parada en el Infierno.
Pues
bien, como yo decía al principio, entre su muerte y su resurrección,
Jesús de Nazaret visitó los Infiernos y también el Purgatorio, y allí
estuvo hasta que resucitó de entre los muertos y subió a los Cielos.
Mientras tanto debió pasarlo muy mal, pero hay que entender algo muy
importante, ... antes de subir al Cielo, es necesario hacer una parada en el Infierno,
no se puede ir directamente, pues es una parada que no se puede eludir,
y también después hay un apeadero, como es el Purgatorio, en donde
quien quiera se puede bajar y no continuar el viaje, durante el tiempo
que le sea necesario, para así después continuarlo directamente hasta la
estación del Cielo. Así pues, bajo mi punto de vista, el primer día bajó al Infierno, el segundo día lo pasó en el Purgatorio y al tercer día ascendió al Cielo, y en este momento no me refiero a su cuerpo físico, como muy bien se puede comprender.
Dice el Evangelio de San Juan, capítulo 19 (Reina Valera 1960)
(He tomado esta versión y como podía ser otra)
Jesús es sepultado
38.
Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero
secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese
llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y
se llevó el cuerpo de Jesús.
39.
También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino
trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.
40.
Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con
especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos.
41.
Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el
huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno.
42.
Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
Dice el Evangelio de San Juan, capítulo 20 (Reina Valera 1960)
(He tomado esta versión y como podría ser otra)
La resurrección
1.
El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún
oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro.
2.
Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que
amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no
sabemos dónde le han puesto.
3.
Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.
4.
Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.
5.
Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.
6.
Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,
7.
y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.
8.
Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.
9.
Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos.
10.
Y volvieron los discípulos a los suyos.
Jesús se aparece a María Magdalena
11.
Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro;
12.
y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a
la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido
puesto.
13.
Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.
14.
Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.
15.
Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando
que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde
lo has puesto, y yo lo llevaré.
16.
Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).
17.
Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas vé a
mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a
vuestro Dios.
18.
Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que
había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.
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