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31 octubre 2014
LA PORDIOSERA DEL PORTITXOL
LA PORDIOSERA DEL PORTITXOL
Ayer tuve un día bastante extraño, me puse a cocinar una tortilla de patatas con cebolla, hacía mucho tiempo que no lo hacía, y tal vez porque siempre me pone muy triste, al ver que no es para mi madre, a ella le gustaba y decía que yo la preparaba muy bien, y tal vez por esto ya no quiero prepararla más, porque me hace recordarlo y me produce una pena inmensa. Lo preparé ayer porque así se lo había prometido, a una mujer muy vieja que encontré anteayer, y era una pordiosera, aunque no me guste utilizar esta palabra, pero ésta es la palabra más correcta, y se trata de una mendiga que anteayer encontré, tumbada en el suelo y con una manta encima. Me recordó mucho a mi madre, y no por este aspecto pordiosero sino a causa de la edad. Entiendo que podían tener los mismos años, aunque el aspecto de esta mujer podría ser de unos cuantos años menos, pero se veían muy aumentados por su estado físico, y así que le dejé al atardecer un bocadillo de tortilla de patatas y un plátano, apenas ella tenía dientes, por lo que espero que le haya sido fácil. Allí estaba como la tarde anterior, pero esta vez era sentada en el suelo y bajo una palmera bastante baja, que le daba cierto resguardo para dormir después por la noche.
Anteayer estuve caminando por el Paseo del Portitxol, y al llegar a la columnata vi a una mujer tumbada en el suelo, parecía que estaba durmiendo, y con una manta bastante sucia sobre ella, nada quise decirle y seguí mi camino, para sentarme después en uno de los bancos del Paseo y hacer mi pequeño tiempo de meditación. Un tiempo después me dispuse a regresar a casa, ya eran sobre las 19 h., había anochecido totalmente, ya nos han cambiado el horario de verano y ahora los días son más cortos, así volví a pasar junto a esta mujer y pude ver que se movía, por lo cual no estaba durmiendo, así que yo quise preguntarle si se encontraba bien y me contestó que sí, le pregunté si había cenado y me dijo que sí, le pregunté si necesitaba alguna cosa y me contestó que no. Parece que alguno de los restaurantes cercanos le había dado algo para cenar, yo no sé si comerá cada día, imagino que sí, y pienso que algunas personas le deben llevar algo para comer, ella no pide limosna, simplemente vive en la calle, con un carrito de supermercado cargado de sus cositas, con su ropa, con sus bolsas y lo que pueda llevar dentro, y que no será demasiado. La verdad es que me quedé muy mal cuando la vi, me recordó también a mi madre, ambas son de la misma estatura y aunque la mujer tiene la tez oscura, pero es debido a haber vivido bajo el sol durante el verano, en la calle, posiblemente en la misma zona.
Anteriormente yo la había visto en más de una ocasión, paseando su carrito por el Paseo Marítimo, por uno de los lugares más lujosos de Palma, siempre con la cara triste, siempre con la mirada perdida, como si tampoco quisiera tener contacto con los demás. Me daba la impresión de que no quería saber nada de otras personas, tal vez porque también se ha sentido abandonada por otros, tal vez por su familia, o tal vez por la gente que antes había conocido, no lo sé e imagino que un poco de cada cosa … Yo no le había dicho nada anteriormente, ya que la verdad es que pasaba bastante veloz, por la parte más cercana al mar, pero me quedó grabado, no es normal, que una mujer sobre los 70 u 80 años, vaya caminando por la calle de esta manera, como una pordiosera, con ropa muy vieja y sucia y con este carrito cargado con sus pocas pertenencias … Tal vez con lo único que tiene o con lo único que la han dejado, quién sabe la causa de que ella esté viviendo en la calle, y tal vez sea de estas personas que así lo prefieren, en lugar de estar viviendo en un albergue para indigentes, pero no tiene 40 años, ya tiene el doble, y esto no es nada agradable para una persona de esta edad, acabar su vida de esta manera, y mientras que los ricos y los turistas viven a lo grande y se pasean por esa zona.
No es una situación agradable en absoluto, más bien es una situación muy deprimente, el verla tumbada en el suelo, con una manta encima y bajo una palmera, me imagino que si llueve debe colocarse bajo los soportales, de los edificios de la playa del Portitxol, los edificios de los ricos, y tal vez por esto ha querido situarse en ese lugar, en previsión de las lluvias del otoño e invierno. Tal vez sea su única seguridad, estar a muy pocos metros de un techo, que no le cale sus viejos huesos y su vieja ropa. Mientras tanto los demás caminantes, corredores, ciclistas, patinadores, y otros, pasan a su lado como si ella no existiera, y aunque pude darme cuenta de que más de uno la miraba, pero esto y nada más, solo mirarla, en las dos ocasiones no he visto a nadie que se detuviera a hablar con ella, aunque solamente fuera para hacerla sentir menos sola, y menos abandonada de lo que ya está.
Ésta es la otra cara de la moneda de ese lugar, del Portitxol, ya ha desaparecido otra mujer más joven, que antes dormía por allí y rebuscaba en las papeleras algo de comida, ahora ya no está, ahora ha aparecido esta vieja mujer. La otra se paseaba con una enorme maleta y ésta con su carrito de supermercado. Mientras tanto el mundo sigue girando, cada vez hay más ricos y cada vez hay más pobres, la desigualdad va en aumento en la misma proporción, algo está pasando en el sistema actual, que hace que los ricos sean cada vez más ricos, y si es así, está claro que esto es en perjuicio y a costa de los más pobres.
Estoy empezando a sentirme mal, se están despertando los recuerdos del abandono que sentía mi madre, por parte de su hija y sus nietas, el abandono que yo intenté paliar como mejor pude y supe aunque fuera a costa de mi vida. Triste final para quien ha dado tanto a los demás, es el abandono que han recibido, de quienes antes estuvieron siempre dispuestos a recibir, pero no a devolver. Tal vez le ha pasado lo mismo a esta vieja mujer, a esta pordiosera, a esta indigente, y tal vez a ella tampoco le han devuelto aquello que antes había dado a los demás, no lo sé, pero quiero saberlo, quiero preguntárselo en la próxima ocasión que la encuentre. Espero que no me suceda lo mismo que con el viejo marinero, es aquél que dormía en los Jardines de San Telmo y que un día desapareció para siempre, murió allí mismo.
Reservados los derechos de autor. DF. Nomemientas Gavilán.
Nota: Poco tiempo después esta mujer también desapareció para siempre, tal vez igual que el viejo marinero.
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Detalle del Cristo Muerto (Andrea Mantegna) |
3 comentarios:
Muy triste la historia, encontramos siempre indigentes por las calles, yo no he encontrado nunca a una mujer tan mayor, no pensé que las hubiera. Si los servicios sociales de los ayuntamientos hicieran algo más, tal vez no se verían, no creo yo que la mujer estuviera en la calle por gusto. Un abrazo.
Hola, muy triste, sí, como muchas otras también, una cosa es leerlo y otra es verlo, como tú sabes bien. Siempre se han visto y se verán situacione similares en la calle, donde nunca querríamos acabar nosotros, pero donde algunos pueden acabar. Gracias por estar aquí.
Muy triste que suceda esto, en una sociedad que llamamos civilizada, en otras culturas esto sería imposible de ver.
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