viernes, 25 de febrero de 2022

De la SUPERVIVENCIA a la OPULENCIA


Cotilleos de los Monos de Monolandia,
desde la Ciudad de los Árboles en los Bosques Encantados,
el Monito Piticlín del Copón al teclado. 
 
DE LA SUPERVIVENCIA A LA OPULENCIA
 
Nuestra tribu de monos y monas, además de los monitos y monitas del Copón, tiene unos extensos dominios en las montañas de Monolandia, unos grandes bosques de pinos, encinas, madroños, acebuches y otros más, que son una delicia cuando moneamos allí, y también de algarrobos, que algún serrano plantó hace muchos años, y plantados en medio de escarpadas laderas, totalmente rocosas y con muy poco tierra ... Pero ya se sabe, que ante la necesaria supervivencia en los tiempos de antaño, los serranos y pastores de aquellos lugares se lo supieron ingeniar bien, aunque solamente fuera para un triste algarrobo, que les diera unas cuantas algarrobas que mordisquear en tiempos de hambre, algo es algo debían decir, pues las algarrobas contienen azúcar, lo cual debía ser imposible consumir en tiempos antiguos.
 
Hay un lugar en nuestras montañas, por donde salimos los monos a monear, que tiene unas curiosas "construcciones", pues si no sería imposible plantar algún árbol, en medio de las rocas del pinar, y se trata de unos grandes círculos de piedras, que salvaban el desnivel del terreno, los cubrían de tierra y allí plantaban un algarrobo ... Poco podían crecer debido a la orografía del lugar y a la falta de riego, pero esto no les impedía hacerlo, eran los tiempos en que todo servía para la supervivencia, para continuar viviendo en unos tiempos privados de la opulencia de los actuales, y era en una época en que alguien o varios vivían en las cuevas cercanas, o por lo menos las utilizaban cuando hacía mal tiempo
 
Unas cuantas algarrobas por un lado, unos piñones por otro, unas acebuchinas por allá, unas bellotas dulces o amargas, unas acelgas silvestres, unas raíces de achicoria para preparar un café, unas borrajitas, unas ortigas, unos madroños, unas setas, algunas hierbas aromáticas para prepararse un licor, y poco más, bueno, también amapolas y adormideras, "para colocarse", además de algún conejo o alguna cabra salvaje que debían cazar con sus hondas, para esto, para sobrevivir, mientras por allí pastoreaban sus rebaños de ovejas, que les daban lana para hacerse ropa y rellenar los colchones, leche para beber y fabricar quesos y cuajadas, y además de 4 pesetas que les pagaban cuando las vendían en la ciudad.


 

En los tiempos actuales ya no es así, nada se parece a lo que antaño fue, ahora no encuentras pastores, ni serranos, ni leñadores, tan solo te encuentras de vez en cuando con otros monos, cabras o senderistas, que se atreven a monear por aquellos lugares, abandonados ahora pero muy cuidados antes, pues sin ellos no hubiera sido posible la supervivencia de mucha gente, en esta isla encantada y desencantada ... Ahora manda el turismo y también el despilfarro de los recursos del planeta que habitamos ... Ahora no se cuidan los bosques, hasta que llega un incendio y se ocupa de hacerlos desaparecer, y en lugar de haber aprovechado su leña, como un bien económico, lo que se ha hecho es gastarse muchos dineros, en intentar apagar los incendios forestales, y digo "intentar", porque generalmente ha sido así.

A pesar de lo triste que resulta esto, para quienes amamos la Naturaleza, las Montañas, los Bosques y todo aquello que el planeta nos ofrece gratuitamente, pues también los monos de Monolandia, además de nuestra Ciudad de los Árboles, también de vez en cuando bajamos a la Ciudad del Asfalto. Hay una calle, cuyo nombre no podemos mencionar, donde se instaló una pastelería del copón, tiene varios escaparates que dan a la calle, tal y como se puede ver uno de ellos en la foto de más abajo, pero, siempre un pero, sucede que cuando los monos pasamos por esa calle, lo hacemos por la acera contraria, pues siempre tenemos un dilema muy gordo: ¿cuál de las tartas nos compramos, aunque engorden? ... 😔

Así pues, para salvar el dilema, no pasamos por la puerta, pero sabemos que si no se venden esas tartas y el resto del escaparate en breve tiempo, acabarán en los contenedores de basura. Un despilfarro más de los que nos tiene acostumbrados esta sociedad actual del despilfarro, en tiempos de opulencia que vivimos, todo esto no sucedía antes en los tiempos de pastores, serranos y leñadores, y tampoco de los algarrobos plantados en las laderas escarpadas de las montañas de Monolandia.

🐵🙈🙉🙊

Bueno, tampoco hay que mentir, 
a veces cruzamos la calle y compramos algún pastelito,
ya lo dijo alguien: "un pecadito de vez en cuando no hace daño" ...