PÁRRAFOS DEL DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA
(O EL CONTRA UNO)
Para leer completo: https://docs.google.com/file/d/0B14Synwe1mHzbTJIb0Y2WS12UUk/edit
Libro escrito por Étienne de la Boétie, en el siglo XVI, cuando tenía
18 años de edad ... Este hombre fue un escritor y político francés que
murió a los 33 años de edad ... Un comentario mío, es que murió
justamente cuando se cumplía su primera revolución del Sol (33 años),
por lo cual tengo la impresión de que no supo o no quiso asumir, que
debía hacer un grandísimo cambio y muy significativo en su vida, no lo
sé y aquí lo dejo, se dice que murió a causa de la peste.
Se
trata de un libro contra el Absolutismo, en el cual se plantea la
legitimidad de cualquier autoridad sobre un pueblo, ... y lo cual puede
perfectamente asimilarse a otro tipo de autoridades, como pueden ser las
familiares, son las autoridades que hemos dejado que actúen sobre
nosotros, convirtiéndonos muchos en seres sumisos de esa o esas
autoridades parentales, y por tanto ha sido en una relación
dominación/servidumbre. A continuación transcribo unos cuantos párrafos
del mismo, y que tienen relación
directa con el contenido de este blog, y en concreto con el karma familiar relacionado con la servidumbre al tirano o la servidumbre a la autoridad.
Digamos, pues, que en el hombre, todas las cosas son naturales, tanto si se crea con ellas como si se acostumbra a ellas. Pero solo le es innato aquello a lo que su naturaleza, en estado puro y no alterada, lo conduce. Así pues, la primera razón de la servidumbre voluntaria es la costumbre, al igual que los más bravos caballos rabones que, al principio, muerden el freno que, luego, deja de molestarlos y que, si antes coceaban al notar la silla de montar, después hacen alarde los arneses y, orgullosos, se pavonean bajo la armadura.
Se dice que ciertos hombres han estado siempre sometidos y que sus padres ya vivieron así. Pues bien, éstos piensan que les corresponde soportar el mal, se dejan embaucar y, con el tiempo, crean ellos mismos las bases de quienes los tiranizan. Pero el tiempo jamás otorga el derecho de hacer el mal, aumenta por el contrario la ofensa. Siempre aparecen algunos, más orgullosos y más inspirados que otros, quienes sienten el peso del yugo y no pueden evitar sacudírselo, quienes jamás se dejan domesticar ante la sumisión y quienes, al igual que Ulises, a quien nada ni nadie detuvo hasta volver a su casa, no pueden dejar de pensar en sus privilegios naturales y recordar a sus predecesores y su estado original.
Son éstos los que, al tener la mente despejada y el espíritu clarividente, no se contentan, como el populacho, con ver la tierra que pisan, sin mirar hacia adelante ni hacia atrás. Recuerdan también las cosas pasadas para juzgar las del porvenir y ponderar las presentes. Son los que, al tener de por sí la mente bien estructurada, se han cuidado de pulirla mediante el estudio y el saber. Éstos, aun cuando la libertad se hubiese perdido irremediablemente, la imaginarían, la sentirían en su espíritu, hasta gozarían de ella y seguirían odiando la servidumbre por más y mejor que se la encubriera.
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“Qué
peso y qué martirio, oh Dios mío, dedicarse día tras día y noche
a noche, a complacer a un solo hombre, estar siempre al acecho, el
oído atento para poder averiguar a tiempo de dónde vendrá el
golpe, reír de todas sus gracias, expiar los gestos de los propios
compañeros, no tener enemigo declarado ni amigo seguro alguno, vivir
siempre con expresión alegre mientras el alma está en vilo, sin
estar de verdad contento ni atreverse a mostrar la tristeza o el
enojo, … pagando el precio de la Servidumbre Voluntaria.
Étienne
de la Boétie (escritor y político francés, siglo XVI).
Fragmento del Discurso
de la Servidumbre Voluntaria (o el contra uno).
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