UNA REGRESIÓN AL PASADO,
ESCRITA EN LAS ESTRELLAS.
- LA SINCRONICIDAD -
- LA LEY HERMÉTICA DE CAUSA Y EFECTO -
El médico, psiquiatra y ensayista suizo Carl Jung utilizó (1973) la palabra sincronicidad para describir la coincidencia
significativa de varios sucesos de contenido similar o igual y que
estén relacionados entre sí de una forma no causal. La sincronicidad no es sólo una coincidencia extraordinaria y puntual.
Hoy sería el cumpleaños de mi madre y también de mi perro, si ellos aún vivieran, ambos nacieron en el mismo día y mes aunque distinto año. Éste es el recuerdo que escribo para ellos, es algo que sucedió y que escribí en su momento, fue una "causalidad" enorme provocada por un tránsito solar, sobre el tema de la muerte en mi carta astral, sobre el signo de Escorpio, regente de la casa VIII de la muerte, y de las herencias económicas y emocionales. Cosas como ésta nos suceden a todos en algunos momentos de la vida, pero nadie se para a pensar un poco y a reflexionar, sobre lo que suponen los movimientos emocionales en un momento muy preciso de nuestra vida cotidiana. En este caso se trata del duelo por la muerte, un duelo necesario e imprescindible por las personas que nos han dejado, incluyendo por supuesto a nuestros más preciados amigos animales.
Yo tengo que decir que estos movimientos emocionales no son producto del azar, sino que son producidos en un momento muy concreto, exacto y matemático, escrito en el Cielo desde el día de nuestro nacimiento. En mi caso se produjo con una exactitud matemática y en el momento de un tránsito solar. Otra cosa es que les permitamos su libre expresión y por lo tanto el acceso a la consciencia, y la liberación de algún rincón de nuestro sistema límbico, del cerebro emocional, de nuestra Luna, de uno de los tres cerebros que se superponen en cada uno de nosotros. Esto quiero aclararlo muy bien, hay personas que parecen no tener emociones y sentimientos, y puede ser así, pero esto querría decir que mantienen un gran bloqueo en su sistema límbico, lo cual por supuesto es muy peligroso para la salud mental.
Día 23 de noviembre 2003 se produjo un eclipse total de Sol, a 01º14' de Sagitario, es el signo que rige las articulaciones coxo-femorales, y por extensión el fémur y el muslo de cada pierna. Apenas unos días después, en el cumpleaños de mi madre y de mi perro, ambos se quedaron paralíticos, mi madre tuvo un accidente que la dejó paralítica de su pierna izquierda, y mi perro se quedó paralítico de ambas patas traseras. No es casualidad que así sucediera, estábamos inmersos en el tiempo eclipsar y justo les sucedió en el tiempo de su cumpleaños, pues ambos nacieron con el Sol en el signo de Sagitario y el eclipse solar hizo conjunción con el mismo. Esto lo detallo para las personas que estén estudiando astrología médica y quieran entender mejor lo sucedido, pues la Ley de Correspondencia actuó de forma muy precisa, "como fue arriba, así fue abajo".
Feliz cumpleaños a los dos, a "Gorrión" y a Negrito.
1 mayo 2013
HACHIKO, SIEMPRE A TU LADO, …
IGUAL QUE NEGRITO
Una historia conmovedora, e increíble, sorprendente, enternecedora, triste, alegre, y un montón de otros adjetivos que se le podrían sumar. Una historia de pérdida y muerte del profesor, y de un perro que tiene más sentimientos que la mayoría de personas de este mundo, pero de un perro que nunca perdió la esperanza de que regresara de nuevo su querido amo … Yo quisiera pensar que la historia es tal cual se cuenta, imagino que no ha sido manipulada o inventada, de hecho salen muchas noticias sobre este caso en Internet, además de otras muchas referidas a perros, que nunca han querido separarse de sus antiguos amos y a pesar de que estuvieran fallecidos. Una historia que me ha tocado el alma de una forma extraña, es solo un perro, pero yo también tuve un perro, que siempre estuvo a mi lado durante 14 años y que nunca me abandonó … Tal vez ha sido la única “persona” que siempre fue leal y nunca me traicionó, y hasta que le llegó el momento de su muerte, aunque en este caso murió el perro antes que el amo.
De nuevo una “casualidad” casual y causal y que no me ha pasado desapercibida … Eran las 22 h. cuando me he tumbado en el sofá y para buscar alguna película interesante, o algo que me llamara la atención y hasta la hora de irme a la cama. Después de zapear por todos los canales, nada he encontrado que me llamara la atención, hasta que de repente y ya cansado de darle al mando, me he detenido en una película que acababa de comenzar, y donde aparecía un perrito de apenas un par de meses de vida. Un perrito encantador que me ha llamado la atención, así que he decidido ver la película, y al instante aparecía el actor Richard Gere, en una estación de trenes, de una pequeña ciudad de Estados Unidos. Una película, que, por lo que acabo de leer en Internet, está basada en la historia real de un profesor japonés, ya que prácticamente es un calco en el fondo, aunque hayan variado los lugares y los personajes, sin embargo sigue siendo la misma raza de perro.
Hachiko fue un perro japonés de raza akita, muy leal a su amo, un profesor japonés, incluso ya después de varios años de su muerte … El profesor lo compró para regalárselo como mascota a su hija, de manera que fue enviado dentro de una caja desde una estación de trenes a otra, se trataba de un viaje de dos días en el vagón de equipajes. Cuando el tren llegó al fin del trayecto se encontraron que el perro estaba muy mal, pensaron que estaba muerto, pero después fue lo contrario, el perro revivió de forma un tanto sorprendente. Posteriormente el perro acompañaba al amo hasta la estación, para despedirse de él, lo hacía cada día y después también regresaba, para esperar su llegada a la vuelta de la ciudad. Hasta que llegó el día en que el profesor sufrió una hemorragia cerebral, mientras él daba sus clases en una universidad, así el profesor murió, mientras que Hachiko esperaba su regreso en la estación del tren. Aquel día Hachiko se quedó totalmente desconcertado, ya después de ese día se quedó a vivir en el mismo sitio y frente a la salida de la estación, esperando que algún día regresara su amo, esto lo hizo durante 9 años de su vida.
Mientras tanto la gente del lugar, y que lo había visto durante años esperando a su amo, fueron quienes se encargaron de cuidarle y alimentarle durante ese largo tiempo, hasta que llegó el día en que le encontraron muerto y frente a la salida de la estación, allí donde estuvo esperando el regreso de su amo y durante un tiempo de 9 años. Una historia muy difícil de creer por no decir imposible de creer. Yo lo he dicho muchas veces y lo seguiré diciendo, hay muchísimos animales que tienen un alma más grande que muchas personas.
Lo más sorprendente, lo casual, lo causal y lo coincidente, ha sido que, mirando mi carta astral de este momento, yo acabo de encontrarme una sorpresa. Una sorpresa de las que ya me estoy acostumbrando a encontrar en diferentes momentos de la vida … En el momento exacto, de ver esta película, se estaba formando una oposición del tránsito del Sol a 11º37' del signo de Tauro, con el punto medio exacto de la conjunción de Saturno y Luna en Escorpio, y de la casa V de mi carta natal. Parece que la Vida me está queriendo hacer “jugar” al encuentro de mi inconsciente personal, en el tema de la muerte, y con todos los ingredientes de otras películas que remueven todo su contenido, y como no podía ser de otro modo en este caso era la historia de mi querido perro Negrito, de un hijo más de la casa V y de otra muerte más del Escorpión. Todo demasiada “casualidad”, para no darme cuenta, de que todo está “sincronizado” de algún modo, de que las cosas suceden, en el momento muy preciso en que les corresponde, y para despertar el mundo emocional que en momentos anteriores de nuestra vida ha quedado bloqueado.
NEGRITO, ... SIEMPRE A MI LADO
No
he podido dejar de pensar también en mi Negrito, porque estoy
convencido de que él habría actuado de la misma forma, en el caso de que
yo hubiera desaparecido del mundo, y estoy muy convencido de que él me
habría esperado hasta el último respiro de su propia vida … Cada vez me convenzo más de que hay animales que son mucho más fieles y leales que los propios seres humanos,
ésta es la única conclusión a la que puedo llegar después de mis 57
años de vida. Mi perro Negrito nunca me traicionó y nunca me abandonó,
él siempre estuvo a mi lado y siempre sabía cuando yo me sentía feliz y
cuando yo me sentía triste, pues él mismo se daba cuenta y él mismo se
sentía igual que yo, había una complicidad enorme y parece ser que
nuestros estados anímicos se contagiaban enseguida, lo mismo me sucedía a
mí cuando yo le notaba triste, pues yo también lo vivía.
Negrito era un perro pastor mallorquín, negro como el azabache, muy inteligente, muy sensible como yo, un par de meses después de nacer, cuando ya podía ser destetado de la madre, yo lo compré a unos payeses que habían tenido 8 ó 9 cachorros y que querían vender todos … Aquel día fui a la finca de su propiedad, la mujer del payés me acercó a verlos y me dijo que yo era el primero que llegaba, así que yo podría elegir entre todos ellos el perro que más me gustara. Al acercarnos a los perritos pasó algo muy extraño, todos se alejaron y parece que ninguno quería saber de mí, salvo uno, tan solo uno de ellos se quedó quieto, sentado y mirándome fijamente, enseguida supe que él se vendría conmigo, no importaba pensárselo mucho más, de inmediato yo dije que lo quería para mí y el perrito se vino conmigo, sin añorar para nada al resto de sus hermanos.
Durante 14 años él vivió conmigo y en la casa de campo, tenía mucho espacio para él, se puede decir que era “el rey de la finca”, y siempre sentado afuera de la casa, pero esperando a que yo saliera para venirse conmigo a donde yo fuera, y tanto si era para ir al huerto como si era para salir a dar una vuelta por el bosque, siempre a mi lado y siempre cerca. Él sabía muy bien para qué salía yo de la casa, ¡¡pienso que según mi atuendo sabía lo que debía hacer!!. Cuando salía con mi mochila, él sabia muy bien que nos íbamos de excursión y empezaba a saltar de alegría, alzándose sobre mí con sus patas, y con un gran jolgorio inimaginable, pues le encantaba salir a explorar los montes, le encantaba salir a conocer lugares nuevos para así descubrir el mundo. Nació en un mes de Sagitario del año 1989, cuando me fui a vivir a mi casa de campo, y murió en otro mes de Sagitario del año 2003, unos meses después de morir mi padre y justamente en uno de los graves accidentes que padeció mi madre, y curiosamente en un tiempo de eclipse de Sol, en el signo de Sagitario y en mi casa V de los hijos.
Negrito era como un hijo para mí, y no era un simple perro, después de morir sentí su ausencia de una manera brutal, ya nada era lo mismo después de 14 años, ya no tenía quien me avisara cuando llegaba alguien, ya no tenía a quien darle los buenos días por la mañana, y sin embargo pienso que yo no hice tampoco el duelo suficiente por él, pues el constante tiempo, que yo tuve que dedicar a mi madre, no me permitió hacerlo por completo. La película de esta noche me ha removido todo lo que sucedió en aquel tiempo … Desde ese momento yo supe que me quedaba poco tiempo de seguir viviendo allí, y de hecho justamente 1 año después vendía la finca y para trasladarme de nuevo a Palma, como no podía ser de otra manera también en un eclipse de Sol en mi casa IV del hogar.
Cada vez que yo salía de viaje, por varios días a la Península, mis padres acudían a la casa para darle de comer y ponerle agua, él siempre estuvo muy bien cuidado y nunca comió piensos ni cosas raras, se puede decir que nunca estuvo enfermo y no tuvo nada especial, salvo las típicas y asquerosas garrapatas que siempre yo tenía que quitarle, y lo mismo que algunas espinas de zarzamora que alguna vez se le clavaban en las almohadillas de sus patas. Su salud fue siempre muy buena, no le gustaba para nada que lo llevara cada año al veterinario, pues él sabía que le tenían que poner la vacuna de la rabia y se resistía cuando íbamos, pero yo no podía hacer otra cosa y era obligatorio hacerlo por ley, y aunque a mí tampoco me gustara hacerlo … Cuando ya llegábamos a la consulta del veterinario comenzaba a cabrearse conmigo, sabía muy bien que le tenían que pinchar y a él no le apetecía que lo hicieran.
Siempre recordaré la gran alegría que Negrito sentía, cuando yo volvía de viaje, y después de 6 días de ausencia, primero me mostraba su cabreo gruñendo un poco, quería hacerme ver que él estaba muy enfadado conmigo, y porque le había dejado solo unos días, pero al instante me perdonaba, comenzaba a saltar de alegría al verme y me daba un par de lametones … Esperaba que le soltara del largo cable que tenía para moverse, para así salir corriendo conmigo a donde fuera, pues ya se le había pasado el enojo, ya había vuelto su alegría al verme de nuevo con él. Después de ver la película de esta noche pienso que puedo entenderlo mucho mejor, no puedo imaginarme la gran alegría, que hubiera sentido Hachiko, al ver aparecer de nuevo a su amo en la estación de trenes, y no puedo imaginarme cómo se habría sentido, después de tantos años, teniendo en cuenta la gran algarabía que montaba mi Negrito, por varios días sin verme.
Recordaré toda la vida sus reacciones ante cualquier persona, que llegara a la finca, tanto si lo hacían a pie como si lo hacían en coche, su forma de avisarme de que llegaba alguien, era muy diferente, si se trataba de alguien conocido o desconocido, ya por sus ladridos yo sabía cuál de los dos pudiera ser … Si era un desconocido no dejaba de ladrar y hasta que yo salía de casa, y entonces se calmaba y esperaba mis instrucciones, solamente les dejaba pasar cuando yo se lo decía. Él podía entender perfectamente cualesquiera de mis palabras o gestos, y siempre pensé que podía leerme la mente o mis emociones, esto le servía para hacer su trabajo pues era como un recepcionista de hotel, y siempre estaba pendiente de lo que pudiera pasar fuera de la casa. Mi perro Negrito sabía muy bien cuál era su territorio y nunca ladró a nadie, cuando estábamos fuera de la finca, y lo mismo que nunca atacó ni mordió a nadie, y él sabía que no debía hacerlo sin mi permiso.
No permitía que gatos o animales ajenos a la finca pudieran estar allí, y cuando llegaba alguien con otro perro no le gustaba y se sentía invadido en sus dominios, cuando aparecía algún gato de los vecinos automáticamente lo sacaba fuera, y es algo que nunca hizo con los gatos que yo tenía y a los que dejaba siempre en paz, aunque tampoco les dejaba entrar en la casa. Él nunca atacó a las gallinas u ovejas que yo tenía libres dentro de la finca, pero me ayudaba a cazar los gallos que yo quería por algún motivo, lo mismo que siempre me ayudaba a recoger las ovejas y a pasarlas de un espacio a otro. Él llegó a aprender muy bien su labor de guardián y yo podía estar muy tranquilo, con la puerta abierta durante la noche y con las llaves puestas, nunca pasó nada porque allí estaba él para lo que fuera necesario.
Durante el verano Negrito tenía una gran sombra para resguardarse del calor, yo le daba duchas con la manguera de vez en cuando, y al principio no le gustaba pero ya después se alegraba un montón de lo fresquito que se quedaba, parece que revivía y estaba otra vez dispuesto a correr conmigo. Tal vez lo más complicado era impedirle que se tirara dentro del estanque y pues esto es lo que más le gustaba. Le gustaba nadar, le enseñé desde cachorro a no tener miedo al agua e íbamos a la playa donde había rocas y no había bañistas, allí le tiraba lo más lejos posible y él mismo volvía sin ningún problema … El único gran problema fue que le gustó tanto que, cuando encontrábamos algún lugar que tuviera una alberca, ya se tiraba inmediatamente y yo tenía que hacerlo salir, y algo que no siempre era fácil, ya que a veces el nivel de agua era bajo y yo tenía que subirlo con mis brazos, para que así pudiera salir de allí, pero esto no me importaba, yo era quien más disfrutaba de verlo.
Ambos hicimos largas caminatas por las montañas, él conocía muy bien los caminos después de haberlo hecho la primera vez, ya sabía muy bien cómo regresar atrás, y si repetíamos la misma excursión él sabía qué camino tomar, y dónde se encontraban las fuentes de agua para beber si tenía sed, yo ya no necesitaba decírselo por segunda vez, incluso él mismo encontró en más de una ocasión algún regato de agua, y que yo desconocía. Lo que más me llamaba la atención es, cuando encontrábamos algún cruce de caminos y era la primera vez que íbamos por el lugar. Él se detenía hasta que yo le dijera qué camino tomar, él mismo se daba cuenta de que había más de una opción y esperaba mis órdenes, pero es algo que no sucedía en una segunda ocasión, y pues él mismo ya sabía cuál debíamos tomar, aunque a veces yo cambiara de opción y le hiciera volver atrás para tomar el otro camino.
En invierno él tenía su casita, era una casita de perro y alfombrada con un pedazo de moqueta, para que él estuviera más caliente, allí se escondía cuando tenía frío o cuando llovía, aunque en muchas ocasiones yo le dejaba entrar en casa, para que estuviera conmigo junto a la chimenea, esto le gustaba mucho más y aunque tampoco yo quise acostumbrarlo. En muchas ocasiones, y mientras que yo tenía la puerta de la casa abierta, él entraba y se quedaba mirándome, con su mirada me estaba preguntando, ¡¡¡si podía quedarse un rato conmigo!!!, y entonces yo le decía: “bueno, ¡quédate un rato aquí!” … Él se tumbaba en el suelo en espera de que saliéramos a dar una vuelta por algún lugar, o en espera de sentir la llegada de alguien, ya que inmediatamente él comenzaba a ladrar y salía disparado como un cohete, para ver quién era y para así controlar la entrada de intrusos. La hora más esperada para Negrito era al atardecer, ya era la hora de su comida y la estaba esperando con locura, si me retrasaba algo no le gustaba, pues comenzaba a hacer algún gruñido para recordarme que ya tenía hambre, aunque sabía muy bien que hasta la puesta del sol no podría cenar … Esto me hace recordar a mis padres, cuando venían muchos domingos, mi madre siempre le traía unos enormes huesos de ternera, que ella había pedido en la carnicería, los disfrutaba de una forma bestial, los cogía con sus dientes y no permitía que los gatos ni nadie más se acercara, y después se pasaba horas con ellos.
Le encantaba el pan y lo robaba a las gallinas, aunque yo siempre guardaba para él, mi madre venía con un montón de barras de pan duro, y que encontraba cuando salía a tirar la basura de su casa, las guardaba y traía para las gallinas y para él. Cuando Negrito había comido suficiente y le sobraba algo, lo enterraba donde mejor podía, y ya días después si tenía hambre, él mismo sabía dónde lo había dejado enterrado y se iba sin decirme nada, lo desenterraba y se lo comía. Tenía suficiente inteligencia como para guardar, y para otro día, aquello que le sobraba, tal vez pensando en que 1 día a la semana yo no le daba nada de comer. Era su día de ayuno para que hiciera una limpieza en su sistema digestivo, y es algo que siempre le funcionó de un modo fenomenal, pues nunca necesitó del veterinario para problemas digestivos, e incluso en alguna ocasión le descubrí comiendo un tipo de hierba, y siempre era la misma hierba, y lo hacía para purgarse él mismo si sentía algún pequeño desarreglo intestinal, parece ser que su instinto se lo estaba diciendo así.
Allí enterré a Negrito, en lo alto de una loma desde donde se dominaba toda la finca, y en uno de sus lugares preferidos, desde allí podía divisar bien todo lo que sucedía abajo y ver si alguien entraba, aún podía seguir controlando todo y como hizo siempre. Solo siento una pena enorme cuando me gustaría volver allí para llevarle también unas flores. Me queda aún en el recuerdo la enorme alegría que él sentía, cada vez que llegaban mis padres a visitarme, él conocía su coche perfectamente y nunca les ladraba cuando les veía llegar, simplemente les lanzaba un pequeño rugido y salía corriendo a su encuentro, porque también sabía que mi madre le llevaba siempre alguna comida muy especial para él. Estoy muy convencido de que quería también a mis padres tanto como yo, estoy convencido de que él también sintió la ausencia de mi padre al ver que ya no aparecía más por la finca. Tuve que decirle que mi padre había muerto, estoy seguro de que lo entendió, siempre comprendía todo lo que yo le decía, y a su manera, pudo entender que mi padre ya no regresaría más.
Queda en mi recuerdo aquella tarde tan horrible, fue cuando ya nada se podía hacer por él, los años no le perdonaban y el eclipse de Sol tampoco le perdonó, yo tuve que llamar al veterinario para que viniera y le pusiera una inyección letal, tuve que sacrificarlo, ya no tenía otra solución. Yo estaba destrozado y mi madre estaba en su casa de Palma, también medio paralítica y por el accidente que había tenido dos días antes, nadie se podía ocupar de ella salvo yo, pero yo tenía también a mi perro paralítico y en mi casa de campo. Fue algo horrible que pienso que tampoco he podido digerir completamente, y tal vez por esto la Vida me lo ha querido recordar con esta película. Aquella tarde me ayudó el veterinario a subirlo a la loma, después de marcharse él, yo comencé a hacer un hoyo en la tierra, un hoyo grande, él era grandote también y allí se quedó para siempre, con su collar rojo colgado de un palo y bajo los pinos, era donde él se ponía para resguardarse del sol y del calor del verano, y era donde él se colocaba para controlar “su reino”. Nunca sabré si, de haberle cuidado como hice con mi madre, se hubiera podido salvar, aunque decía el veterinario que sería casi imposible, debido a sus 14 años de edad y por la parálisis en su sistema nervioso.
Texto de mi libro "Tres hermanos y un juicio" - Diario de un karma familiar (III) - El Juego del Escondite (la búsqueda). Reservados todos los derechos de autor. DF. Nomemientas Gavilán.
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